Vivimos en un mundo lleno de prejuicios, pero estos 3 jóvenes peruanos nos demuestran que tener Síndrome de Down no es ningún impedimento para alcanzar todo lo que uno se propone.
Lucas Barrón
Este año un hombre peruano de 25 años hizo historia en el Rally Dakar, llamada la carrera más dura y peligrosa del mundo. Se trata de Lucas Barrón, el primer piloto con síndrome de Down en participar en la competencia.
Barrón es el copiloto de su padre, Jacques Barrón, y corren un vehículo Polaris RZR 1000 Turbo en la categoría de autos.
Lucas Barrón corre desde que tenía 8 años y practica con su padre en las dunas de Perú.
“Es una decisión consensuada”, dijo Jacques Barrón sobre la decisión de que Lucas participara en el Dakar, “la mamá tiene que decir y Lucas también”.
“Si quieres hacer algo especial, trabaja duro y llega a la meta”, dijo por su parte Lucas Barrón
Bryan Rusell Mujica
De 27 años es el joven con síndrome de down que fue reconocido por ser el primer peruano con este síndrome graduado de la universidad.
Este sorprendente joven con síndrome de down con unos padres extraordinarios, que entendieron que debían darle alas para que el llegara hasta donde quisiera. Es por eso que Bryan Russel termino el colegio, ingreso a la universidad y se graduó de la carrera de comunicaciones.
Tan alto ha llegó este chico que una fundación de Colombia se puso en contacto con él y lo contrató para que sea asesor del área de desarrollo humano y educativo, por lo que se dedicó a viajar por diferentes ciudades entregando un mensaje de inclusión.
Pese a las adversidades, el joven asegura que su experiencia en la universidad fue una gran lección de vida y afirma que ahora es feliz por lo que ha logrado.
Álvaro Vergara
Desde hace un par de años, Álvaro trabaja como asistente de fotografía en la Escuela Hatunyaa, una organización que ofrece una serie de talleres que ayudan a niños y jóvenes con Síndrome de Down a generar habilidades necesarias para desarrollarse en la sociedad.
Para su madre, Orfelia Zanabria, es “un joven que es activista sin proponérselo pero que ahora es consciente de su papel y del efecto que genera”. Y es que a sus 26 años, Álvaro reconoce y comparte la importancia de la autonomía para jóvenes que como él, suelen estar sobreprotegidos.
La mirada de la sociedad es que son niños eternos, pero hoy ellos nos dan el mensaje de que quieren ser autónomos. Salir a las calles les da la oportunidad de ser parte del mundo real, de protegerse a sí mismos, de conocer a otras personas y de demostrar a todos y a sí mismos, que sí pueden”, nos cuenta Orfelia.
Gracias a su trabajo, Álvaro es capaz de romper prejuicios y mitos en nuestra sociedad y abrir nuestra mirada para construirla de manera más inclusiva.